Capítulo VI: EL REENCUENTRO

(Por Mariana).
Podía verlo a través de la ventana junto a la que estaba sentada. El sol ya se había escondido hacía mucho, por lo que una potente luz en la estación que apuntaba hacia ella le hacía dificultoso distinguir las facciones del hombre... pero aun así, lo reconoció. Él esperaba paciente, aunque muy pendiente de todo lo que ocurría a su alrededor; le habían dicho que era ese tren y no podían haberse equivocado. Estaba seguro de que ella venía en el tren.
Ella tomó su bolso y bajó del tren. Él la vio bajar y se acercó. Ella aún tenía su mano apoyada en el pasamanos del vagón cuando él ya estaba a su lado.
La chica pensaba rápidamente. Estaba algo nerviosa y a la vez emocionada, pero a pesar de que había pensado bastante en el hombre que tenía al frente durante su viaje hasta la estación en la que estaban, ahora no sabía qué decir.
- Hola- le dijo, regalándole su mejor sonrisa.
- No alcancé a escuchar tu nombre- dijo él, sonriendo y con voz segura.
- Me llamo Soledad- repondió, pensando que al fin empezaba a gustarle el nombre que sus padres habían escogido para ella... y que comenzaba a entenderlo. Se dio cuenta de que seguía sujeta al pasamanos y que su pose la hacía parecer nerviosa e incluso asustada. Lo soltó y entonces preguntó: - ¿Y tú?
- Mi nombre es Diego.
Hubo un pequeño lapso de silencio, y Soledad propuso:
- ¿Vamos a sentarnos allá?- apuntó hacia una banca.
La estación estaba casi vacía. La mayor parte de los pasajeros del tren no había salido a la estación, pues ya era de noche y comenzaba a hacer frío. Asimismo, eran muy pocos los pasajeros nuevos, que subían en seguida al tren y se acomodaban en sus asientos.
Soledad y Diego se sentaron.
- Cuando nos encontramos en la estación.... ¿a dónde ibas?- preguntó ella.
- Estaba esperando a mi primo, Alberto. Quedó de pasarme a buscar a esa estación, pero se atrasó... yo iba a pasar unos días en su casa.
- Y ahora él se va a quedar esperando- le dijo Soledad, sonriéndole.
- Así es. Pero eso no tiene importancia... - dijo Diego mirándola. Ella rió. Diego demostraba que le gustaba estar allí, con ella.
- Soledad- Diego le aferró una mano... no quería que ella se fuera de nuevo-, tú ahora planeas seguir viajando hacia el sur, ¿no?
- Así es.
- ¿Y no podrías... postergar un poco ese viaje?- le preguntó Diego.
Soledad lo miró fijo, pensando. Al comenzar ese viaje, había tomado una gran decisión: quería comenzar su nueva vida ya, llegaría al sur donde quería ser completamente dueña de su destino. Y ahora se encontraba con algo que no estaba en sus planes y que, sin embargo, resultaba muy tentador. Y al fin y al cabo, ahora ella estaba forjando su presente y su futuro.
- ¿Por qué no?- le dijo a Diego.



(próximo capítulo por: Gatta).